A la muerte de Carlos II de Habsburgo se abrió una reñida sucesión. El último testamento del rey designaba a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, pero el Imperio Austriaco y el resto de potencias europeas no estaban de acuerdo con tal elección.
Es interesante saber algo más sobre los orígenes del conflicto. Carlos II había muerto sin descendencia, aquejado de graves problemas de salud que incluso habían llevado a llamarle "el Hechizado" (ver imágenes de los árboles genealógicos). La monarquía hispánica había establecido durante los dos últimos siglos lazos matrimoniales con sus parientes en Centroeuropa, pero también había casado a dos infantas con reyes franceses, concretamente Luis XIII y Luis XIV.
Ambas familias poseían relación con la monarquía hispánica, pero las infantas francesas habían renunciado a cualquier derecho sucesorio que pudiera afectarlas a ellas o a su descendencia.
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