Los celtíberos practicaban dos tipos de enterramientos, dependiendo de la causa de la muerte:
- A los guerreros que morían en combate los exponían al aire libre para que los buitres los devorasen. Pensaban que estos animales, al ser capaces de volar, llevarían el alma del guerrero directamente con los dioses y por eso reservaban este rito a los que recibían la muerte que consideraban más honorable: la que se producía en la batalla.
- A los que morían por alguna enfermedad o accidente y a los que morían de viejos los incineraban. Levantaban una pira que servía para reducir a cenizas el cuerpo del fallecido, que estaba vestido con sus mejores ropas y joyas y con sus armas si era un hombre. Parte de las cenizas, junto con los restos de huesos que quedaban se depositaban en una cerámica con los objetos de metal más pequeños. Esta cerámica se depositaba en un hoyo en el suelo, donde también se introducían otras ofrendas y las piezas de metal más grandes, como las espadas, lanzas, restos de escudo, etc.
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