jueves, 21 de enero de 2016

Historia/Historiografía

A la hora de estudiar historia es importante diferenciar los conceptos de Historia y de Historiografía.
Se considera que la Historia son los hechos (res gestae), los acontecimientos que han ido sucediendo a lo largo del tiempo, más concretamente desde la aparición de la escritura durante el IV Milenio antes de Cristo hasta la actualidad. Pero que algo haya sucedido no significa que sea recordado.

Imaginemos un suceso de capital importancia para el devenir histórico pero del que no nos han llegado referencias de ningún tipo (escritas, orales o materiales): para nosotros es como si no hubiese sucedido, y no podríamos comprender y explicar correctamente la historia posterior.
Además es necesario tener en cuenta que no todos los hechos se tienen en cuenta a la hora de escribir historia, es necesario escoger los más importantes y desechar los de importancia secundaria.

¿Qué es entonces lo que estudiamos? Realmente, lo que estudiamos es Historiografía. Ésta no es más que la narración (historiarum rerum gestarum) que se hace de los hechos. En esta narración se discrimina la información que se posee, dando distinta importancia a los diferentes hechos, y se construye una explicación de los mismos. ¿Qué quiere decir ésto? que los historiadores seleccionan la información que consideran relevante y que son ellos los que se ocupan de relacionar los datos entre ellos para crear una explicación que permita comprender las causas y consecuencias de los hechos estudiados.

Como podéis imaginar, esto convierte la historiografía en una disciplina subjetiva. No todos los historiadores tienen los mismos criterios a la hora de seleccionar y relacionar la información de que disponen, por lo que las explicaciones que se pueden "construir" para un mismo proceso histórico puede llegar a ser muy diferentes.
Por ello, en los planes de estudio están presentes las corrientes seguidas por un número mayor de historiadores, buscando en el consenso el mejor criterio de selección de contenidos y de interpretaciones históricas.

A pesar de ello la mejor forma de acercarse a la Historia sigue siendo con espíritu de historiador, buscando información y contrastándola para formar cada uno una opinión bien argumentada sobre los hechos estudiados.

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