domingo, 21 de febrero de 2016

Tumbas egipcias y momificación.










En el siguiente vídeo, podréis conocer mejor el proceso de la momificación, que ha conservado hasta nuestros días miles de cuerpos




Una vez concertados con la familia del difunto la calidad y el precio del embalsamamiento, los encargados de tal tarea realizaban su trabajo pero debían estar acompañados de sacerdotes que cumpliesen los rituales mágicos correspondientes para cada etapa (en el vídeo el sacerdote es el que aparece con una máscara en forma de cabeza de chacal, en alusión al dios de los muertos, Anubis). El cuerpo se lavaba y frotaba con ungüentos. El cerebro se retiraba después de haberlo batido con un gancho introducido por una fosa nasal, mientras que el resto de órganos se extraía de una incisión en el abdomen (el cerebro se desechaba porque pensaban que no tenía ninguna función importante, el resto de vísceras se secaban y se guardaban en vasijas denominadas vasos canopes). El abdomen se rellenaba con saquitos llenos de hierbas aromáticas, para que no se deformase, y el cuerpo se cubría por completo de natrón (sal) durante setenta días. Una vez transcurrido este tiempo, se extraía completamente deshidratado y se arreglaba colocándole una peluca (o peinando su pelo natural si lo tenía), disponiendo ojos postizos y envolviéndole en una infinidad de vendas entre las que depositaba amuletos que protegiesen al fallecido durante su viaje de ultratumba.


Esta momia, se depositaba en un sarcófago tan lujoso como pudiera costear la familia, normalmente con una máscara que recordaba los rasgos humanos, y con inscripciones que solían informar del nombre del finado, su profesión, su rango... también se incluían oraciones y encantamientos para ayudar al alma del fallecido en su trayecto por la otra vida.

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