martes, 17 de febrero de 2015

La mujer en Roma.



La situación de la mujer en Roma evolucionó a lo largo de los siglos. Desde una situación similar a la de la mujer griega logró alcanzar algo más de autonomía. Su situación, a pesar de ello, no fue en ningún momento envidiable, ya que dependían de su padre o marido y de la autonomía que éstos le permitiesen. De la misma manera, la riqueza de la familia influía en las formas de vida, por lo que las más ricas podían permitirse ciertos privilegios. Podía poseer bienes, heredar de sus familiares y podían llegar a alcanzar cierta influencia sobre sus esposos y familiares.
Las niñas de familias acomodadas iban a la escuela hasta los doce años. Después de esta edad pocas mujeres continuaban educándose, con la autorización de su marido o padre, a través de preceptores que les enseñaban los clásicos. Era normal que hubiera mujeres que adquirían una cultura de entretenimiento, como cantar, danzar y tocar un instrumento. Estas actividades artísticas se alaban mucho en las mujeres “honestas”. A los doce años había muchachas que ya estaban otorgadas a un marido, aunque no se hubiera consumado el matrimonio. Una mujer se consideraba adulta a los catorce años, todos la llamaban entonces “señora”. Las familias ricas encerraban a sus hijas en sus casas y las ponían a hilar con rueca y con huso, con lo cual demostraban que pasaban el tiempo sin hacer nada malo.



Dentro del matrimonio, la mujer podía ser considerada de dos modos. Según la vieja moral cívica, la esposa no era más que un utensilio al servicio del ciudadano y jefe de familia; hacía hijos y redondeaba el patrimonio. Vista de otro modo, la mujer se consideraba una amiga, la compañera de la vida, la procreadora. Sin embargo, siempre se la considera naturalmente inferior a su marido y se espera que lo obedeciera. Por su parte, el marido respetará a su esposa como un jefe respeta a sus amigos inferiores. Se acepta que un marido es el dueño de su mujer, como de sus hijas y de sus criados.



Las señoras ricas no tenían obligaciones como amas de casa porque su marido era quien mandaba sobre los esclavos. Estas mujeres ni siquiera debían esforzarse en vestirse o calzarse por sí mismas porque ese era el trabajo de las esclavas. Sin embargo, la libertad de estas señoras era relativa. Siempre estaban acompañadas, incluso había algunas que dormían con una esclava en su cuarto, para que las cuidaran. La decencia y el cuidado de su rango obligaba a una dama a salir de casa acompañada por sirvientes, señoritas de compañía y un caballero de servicios. Sólo debidamente acompañadas las mujeres tenían derecho a visitar a sus amigas. Las damas muy recatadas salían lo menos posible y sólo se mostraban en público cubiertas por un velo.



En ciertos casos en los que una mujer era rica por herencia de su padre tenía mayor control sobre sus vida marital. Hubo esposas descontentas que abandonaron a su marido o se divorciaron de él. En Roma existía el divorcio pero generalmente era el hombre el que lo solicitaba. El mejor estado para la mujer rica era la viudez porque era mucho más libre que cualquier mujer casada y podía disponer de su fortuna como ella quisiera.

¿Y cómo era la vida de las mujeres pobres? Seguían estando bajo la tutela de su padre o su marido, pero su mala situación económica y la necesidad de realizar tareas que reportasen recursos económicos a sus familias permitían que pudiesen moverse con algo más de libertad.

Fuente texto: Se piensa.

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