El poder del pater familias era llamado patria potestas, "patria potestad" en español. Bajo la Ley de las XII Tablas, el pater familias tenía el "poder de vida y muerte"sobre sus hijos, su esposa, y sus esclavos, de todos los cuales se decía que estaban "bajo su mano". Por ley, en cualquier circunstancia, su palabra era absoluta y final. Si un hijo no era querido, bajo la ley de la República Romana el pater familias tenía el poder o potestad para ordenar la exposición del recién nacido.
Tenía el poder para vender a sus hijos como esclavos; la ley romana preveía, sin embargo, que si un hijo era vendido como esclavo tres veces, dejaba de estar sujeto a la patria potestas. También poseía el poder de aprobar o rechazar matrimonios de sus hijos e hijas.
Dentro de sus obligaciones estaba el honrar a los antepasados de la familia, y de rendir culto en el larario familiar a los dioses lares, los manes y los penates para que protegiesen a la casa y a toda la familia que en ella vivía.
Larario decorado con pinturas.
Sólo un ciudadano romano disfrutaba del status de pater familias y sólo podía haber un hombre ejerciendo el oficio dentro de un hogar. Aun los hijos varones adultos seguían estando bajo la autoridad de su padre mientras éste viviera, y no podían adquirir los derechos de un pater familias mientras no falleciese su padre; al menos en teoría legal, toda su propiedad era adquirida a cuenta de su padre, y era él, no ellos, quien tenía la autoridad última para disponer de todas esas posesiones. Quienes vivían en su propia casa a la muerte de su padre adquirían el status de pater familias sobre sus respectivas casas.
Con el tiempo, la autoridad absoluta del pater familias tendió a debilitarse, y derechos que teóricamente existían no eran aplicados ni se insistía en ellos.
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