jueves, 26 de mayo de 2016

Las cuatro esposas de Felipe II.

La historia conyugal de Felipe II es trágica. Tuvo cuatro esposas, pero ninguna de ellas le sobrevivió. También vio morir a sus hijos con la excepción de la infanta Isabel Clara Eugenia y su heredero, Felipe.


María Manuela de Portugal, su primera esposa, fue quien daría a luz al infante Carlos (el que se golpeó la cabeza tras por las escaleras persiguiendo a una dama, al que hicieron pasar la noche con la momia de San Diego de Alcalá para salvar su vida, el que hizo a un zapatero tragarse las botas que no le quedaban bien, quien lanzó a un cortesano por la ventana, amenazó al Gran III Duque de Alba, e, incluso, el mismo que pensó en matar a su padre). María Manuela era prima de Felipe por partida doble, hija de Catalina de Austria (su tía paterna) y de Juan III de Portugal (nieto de los Reyes Católicos y tío materno). Con ella casó, todavía príncipe, a los dieciséis años.




María Tudor, hija de una tía-abuela de Felipe II, Catalina de Aragón y Enrique VIII. De haber tenido un heredero la historia de Europa hubiese tomado derroteros diferentes… pero no ocurrió por la mala salud de la reina, por el poco tiempo que convivieron y porque cuatro años después de la boda murió.



Isabel I de Inglaterra, no llegó a ser su mujer, pero porque ella no quiso.

Isabel de Valois se casó con Felipe II tras la batalla de San Quintín y la paz de Cateau-Cambresis firmada con Francia. Su matrimonio comenzó con mal agüero, puesto que su padre, el rey francés Enrique II murió  por las heridas recibidas en el torneo que celebraba la boda de su hija.
En un principio iba a ser casada con el infante Carlos (sí, el de antes), pero una vez viudo Felipe II los planes se trastocaron y éste la tomó por esposa.
Tras un aborto tuvo a su primera hija, la llamó Isabel Clara Eugenia, y después a Catalina Michaela. Un último embarazo debilitó su salud, muriendo tras dar a luz a un feto muerto. Dicen que fue la única esposa de la que estuvo realmente enamorado Felipe II y sus dos hijas fueron muy estimadas por el rey.



Ana de Austria fue un caso aparte, sin más. Sus abuelos varones, por parte de madre y padre, fueron Carlos I de España y su hermano, Fernando de Habsburgo; luego sus bisabuelos (¡¡¡por ambas partes!!!), fueron Felipe el “Hermoso” y Juana la “Loca”. Su madre era María de Austria… tía de Felipe II. Viendo este cotarro de familiares, entrecruces, os lo resumo en lo siguiente: el papa Pío V no quería dar su aprobación para este matrimonio por los numerosos lazos de consanguinidad. Pero finalmente, como sucede con los asuntos de poder, dio una dispensa para que el matrimonio fuera posible. La pareja respondió de la mejor de las maneras: no decepcionando al Papa. Llegaron a tener siete hijos: Fernando, Carlos Lorenzo, Diego Félix, Felipe, María y dos fallecidos nonnatos. Pero solamente Felipe (III), el de la “Pax hispaniae”, sobreviría al resto y a él le sería concedida la corona del “Imperio” (el de las colonias, no el Sacro Romano Germánico).

Por si no os habéis fijado, todos estos retratos (menos el de Isabel I Tudor, claro) representan a las reinas adornadas con el joyel de los Austrias.

Texto adaptado de: Historiadores histéricos.

Fuente de las imágenes:






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