La vida en las trincheras.
“La trinchera tiene una profundidad de dos o tres hombres. Por tanto, los
defensores se mueven por ella como por el fondo de un pozo, y, para poder
observar el terreno que tienen delante o disparar contra el enemigo, tienen que
subir por escalones hechos en la tierra o por escaleras de madera, al puesto de
observación: una larga tarima o saliente practicado en el talud, de manera que
quienes estén sobre él puedan asomar la cabeza y mirar. Sacos de tierra,
pedruscos y planchas de acero constituyen el parapeto (...) Delante mismo y a lo
largo de las trincheras se extiende, casi siempre en varias líneas, redes de
alambradas, enrejados de púas de alambre que detienen a los asaltantes y
permiten a los defensores disparar con toda tranquilidad (...)”
Fuera, con los pies inmediatamente enterrados, sacudo trozos
de barro glacial que me pesan en las manos... Retomo mi marcha, las piernas
abiertas, atravesando la tierra blanda de los desprendimientos, sondeando
prudentemente el fango que tapa los hoyos. Y pese a todo, a veces, el sitio
hacia el que lanzado mi impulso se hunde, el barro aspira mi pierna, la agarra,
la paraliza; debo hacer un gran esfuerzo para liberarla. Del fondo del agujero
que se ha llenado en seguida de agua, mi pie saca un lío de cables en el que
reconozco la línea telefónica. Justamente ahí aparece el telefonista encargado
de reparar las líneas, trae la cara contraída por las agujas heladas de la
lluvia: "¡Vaya desbarajuste! ¡No se ha conservado nada ahí dentro! ¡Sólo hay
barro y cadáveres!". Si, cadáveres. Los muertos en los combates de otoño, que
habían sido enterrados someramente en el parapeto, aparecen a trozos en los
desprendimientos de tierra."
Paul Tuffrau Carnets d'un combattant.
"Los permisos y los períodos de descanso tienen una
influencia considerable sobre el estado moral de las tropas..., los esfuerzos
del Mando deben tender a asegurar a los militares de cualquier graduación los
siete días de permiso por cada cuatro meses.. A este efecto, es preciso
encontrar la fórmula para que se haga por adelantado, y no con retraso, como
sucede con frecuencia en la actualidad, sobre el turno normal de salidas de
permiso... A fin de evitar toda injusticia o desigualdad en la concesión de los
permisos, deberá ejercerse por los oficiales generales una vigilancia especial
(...). En tanto sea posible, todas las tropas que hayan salido de la trinchera
y, sobre todo, de la batalla deben ser enviadas a descansar; de este modo, es
necesario entender que deben establecerse en una zona bastante alejada del
frente para que puedan sustraerse a las emociones inmediatas del combate y el
bombardeo enemigo; los acantonamientos que les sean asignados deben ser lo
suficientemente confortables como para que encuentren allí el bienestar que les
es necesario..."
Instrucciones del general Pétain sobre los permisos y períodos de descanso.
Pero hubo un día en la que se hizo una excepción a esa guerra de trincheras, en la navidad de 1914, hecho real que trata la película francesa "Joyeux Noël" (Feliz Navidad). Soldados alemanes, franceses y escoceses se pusieron a jugar al fútbol. Verlo para creerlo.
ResponderEliminarPerfectamente reflejada, en esta selección de textos, la dureza de las condiciones de la vida en las trincheras.
Un saludo
Un saludo.
Afortunadamente la Historia no sólo tiene anécdotas terribles, sino también esperanzadoras.
ResponderEliminarSaludos, Daviblio.