Retratos de Teodora y Justiniano en la basílica de San Vital de Rávena.
La revuelta de Niká fue una una rebelión popular en la ciudad de Constantinopla durante el año 532.
Su nombre viene de los gritos con que los aficionados a las carreras de carros animaban a sus equipos, que eran los verdes y los azules.
Una discusión entre los partidarios de unos y otros terminó en una rebelión política que intentó deponer a emperador, mostrando cómo las tensiones sociales y económicas podía saltar del ámbito deportivo al político.
El historiador bizantino Procopio de Cesarea escribió:
La población de las ciudades se había dividido desde hace tiempo en dos grupos, los Verdes y los Azules... sus miembros (de cada facción) luchaban contra sus adversarios... no respetando ni matrimonio ni parentesco, ni lazos de amistad, incluso aunque los que apoyaban a diferentes colores pudieran ser hermanos o tuvieran algún otro parentesco.
Esta rivalidad estaba agravada por un trasfondo político y teológico, pues mientras que los Verdes estaban formados mayoritariamente por comerciantes y arrendatarios de servicios y bienes públicos y profesaban el monofisismo, los Azules eran principalmente terratenientes o aristócratas y practicaban el cristianismo oficial. Justiniano apoyaba a estos últimos.
El momento político también era turbulento, pues Justiniano estaba en medio de una negociación con los persas por la paz, y para pagar a estos y a otros bárbaros debió establecer amplios impuestos a la ciudadanía, que no fueron bien recibidos.
La revuelta comenzó en el Hipódromo, donde se encontraban los emperadores, y se fue extendiendo por toda la ciudad, atacando y destruyendo edificios públicos como el Gran Palacio y la iglesia más importante de la ciudad, Santa Sofía, que más tarde sería reconstruida por Justiniano. Solamente la serenidad de su esposa, Teodora, impidió que Justiniano huyera de la capital y permitió que la rebelión fuera finalmente sofocada por los generales Belisario y Narsés. Éstos, fingiendo negociar, reunieron a los rebeldes en el hipódromo y los masacraron. Se calcula que murieron cerca de 30 000 personas.
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