jueves, 11 de noviembre de 2010

Otón I.



Artífice de una profunda reorganización interna del reino alemán, auténtico fundador del Sacro Imperio Romano Germánico y vencedor de los magiares, Otón I, también conocido como Otón el Grande, fue sin duda la figura política más importante del siglo X europeo.
Era hijo del duque Enrique I el Pajarero de Sajonia y de su segunda esposa, Matilde. Poco se sabe de su infancia, salvo que recibió una fuerte influencia religiosa de su madre y que seguramente participó en algunas de las numerosas campañas militares de su padre.
A causa de la muerte de su padre fue coronado en 936 con el título carolingio de Rey y sacerdote. Tuvo la vocación de restaurar el imperio de Carlomagno(Imperio carolingio) y es el primer representante del Sacro Impero Romano Germánico. Con la eficaz ayuda de la alta jerarquía eclesiástica Otón logró consolidar rápidamente su posición.
Su política exterior se dirigió a la península itálica donde dejó los derechos de Adelaida de Italia. Tras entrar victorioso en Pavía, en 951 se hizo proclamar rey de los francos y los lombardos, para casarse con Adelaida. Ante esto, Berengario cedió y aceptó rendirle vasallaje, por lo que fue reconocido como rey de Italia.



Otón aprovechó el ejército de su hijo mayor Luidolfo, que acababa de invadir Lombardia . Al apropiarse de este ejército y después casándose con Adelaida, Otón estaba destrozando todas las ambiciones de su hijo en Italia. Luidolfo se sintió muy molesto por este motivo, y más tarde, en el 953, se rebeló contra su padre con la ayuda de su cuñado. Pero Otón aplastó la rebelión de su hijo un año más tarde con la ayuda de Enrique I, duque de Baviera.

En 961, vinculó a su hijo Otón II al poder, según el procedimiento iniciado por su padre Enrique, para garantizar una sucesión poco conflictiva. Poco después atendió la petición de ayuda del Papa y se fue a Italia para defender los derechos del Papa frente a la intrusión de Berengario. Fue coronado emperador el 2/2/962. La alianza con el Papa duró poco, ya que éste pronto cambió sus ideas políticas. Otón se fue entonces a Roma y lo expulso, pero los romanos no cedieron ni aceptaron al nuevo Papa, León VIII, impuesto por el emperador, y a la muerte de Juan XII eligieron a Benedicto V. Tras una nueva campaña en 966, Otón consiguió por fin consolidarse y lograr que su hijo fuese nombrado emperador.


Trabajo de A.R., de 2º D.

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