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Leona herida, relieve del palacio del rey Asurbanipal en Nínive.
Aunque el relieve más famoso es el de la leona herida durante una cacería, también son impresionantes los lamassus. Los asirios decoraban con ellos (enormes toros alados antropocéfalos) las entradas sus palacios y las salas más importantes de los mismos. Para realzar la impresión de fortaleza y vigor que debían causar en sus espectadores, reproducían con maestría su fuerte musculatura.
Las cabezas de esos seres reciben igual atención, con un cabello y una barba primorosamente talladas y un tocado en el que se superponen varias cornamentas (algo propio también de las representaciones divinas). Tal es la fuerza que transmiten, que fueron imitados por los persas, que también decoraron la entrada a algunas salas principales de los palacios de Persépolis o Pasagarda con lamassus similares a los asirios (pero con una pata menos).
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