miércoles, 23 de marzo de 2022

"Veo cosas maravillosas"



Howard Carter en la tumba de Tutankhamon.


"Veo cosas maravillosas". Éstas fueron las primeras palabras del arqueólogo Howard Carter cuando abrió, junto a su equipo, la tumba del faraón Tutankhamón (XVIII dinastía).

Por primera vez se había descubierto una tumba de un monarca intacta. Por vez primera se podía asistir al fabuloso espectáculo de contemplar las posesiones escogidas para acompañar al dios terrenal en el viaje que le reuniría con los otros dioses.

Durante seis años Carter trabajó financiado por Lord Carnavon, pero la ausencia de hallazgos importantes en el Valle de los Reyes estuvo a punto de hacerle desistir. Afortunadamente el arqueólogo consiguió convencer a su mecenas de que pagase otra campaña más, durante la que se descubrió la tumba.

Era un faraón prácticamente desconocido y que no aparecía en la mayoría de las listas reales. Sucesor de Akhenatón, reinó muy pocos años por su temprana muerte. Y fue este hecho el que obligó a utilizar una tumba pequeña, construida para un noble, puesto que no había dado tiempo a preparar algo digno de un rey. Si las joyas, muebles y demás objetos encontrados en la tumba eran impresionantes, no pueden hacernos más que imaginar las fabulosas riquezas que pudieron contener un día la de otros faraones de mayor importancia como Tutmosis III, Seti I o Ramsés II.




Máscara de la momia de Tutankhamón.


La imagen más conocida es la de la máscara que cubría la momia del joven rey. Con oro, lapislázuli y otras piedras reproduce sus rasgos. Pero, personalmente, me parece aún más especial el trono en el que aparece representado junto a su esposa, que le ofrece un cuenco y le toma cariñosamente de un brazo, recordando las representaciones típicas del reinado de su padre, Akhenatón.


Trono de Tutankhamon, representado junto a su esposa Anjesenamon.

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