martes, 1 de marzo de 2016

La Mujer en el Antiguo Egipto.

Relieve con una pareja de nobles en la tumba del alto funcionario Ramose (hacia 1360 a.C.)
Fuente: http://nonwriter2.blogspot.com/2008_02_01_archive.html




La posición de la Mujer en el Antiguo Egipto era extraordinariamente buena si la comparamos con la del resto de culturas vecinas, como sociedades mesopotámicas, helénicas, etc. Al contrario que en ellas, en las que las mujeres vivían en un permanente estado de minoría de edad con fuertes trabas para heredar, administrar su patrimonio y con la permanente tutela de un varón (su padre, su esposo, sus hijos...), las egipcias poseían una consideración social bastante buena. Podían heredar y administrar sus bienes sin contar con el visto bueno de esposos o padres, podían tener negocios propios e incluso ejercer profesiones liberales como la medicina.




¡Hombres y mujeres eran iguales ante la ley! Lo que a nosotros nos parece de lo más normal era algo extrañísimo y exótico en esa época. Los viajeros extranjeros se sorprendían y escandalizaban por esta igualdad y relativa libertad femenina.




En el matrimonio la mujer no perdía su apellido, sus posesiones no eran obligatoriamente administradas por su esposo si ella no lo permitía y el divorcio era una iniciativa que también podían tomar ellas (en otras culturas sólo los hombres podían decidir divorciarse).




En los papiros que recogen consejos de sabios para educar y guiar a los niños y jóvenes, nos encontramos frases asombrosamente modernas, como la siguiente, del escriba Ani:



"Si eres sabio, mantén tu casa, ama a tu mujer, aliméntala
apropiadamente, vístela bien. Acaríciala y cumple sus deseos. No seas brutal,
obtendrás más de ella por la consideración que por la violencia: si la empujas,
la casa va al agua. Ábrele tus brazos, llámala; demuéstrale tu amor".

No pensemos que las mujeres tenían los derechos que actualmente disfrutamos, su posición no era igual en todo a la del hombre. Éste seguía siendo considerado superior, pero la mujer no era vista como alguien inferior sino más bien como un complemento imprescindible y merecedor de cierta consideración y respeto.


Pintura de una tumba egipcia. Una sirvienta ayuda a su señora a acicalarse.

Fuente: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2IL9vz9EIAoo9COZbquG5_1FDP-z8U4B1dqFreAs8E3AI3fhr-7AS8hbQMBUvjIvwNiskK9n1hhnIs4qewXl4mve2GoFfGtEmulkfTITOvT_a0lvVmwfOT73w1zVhA8DhoJN28QkS_6lW/s1600/egipto1.jpg


Existían trabas casi infranqueables para que las mujeres llegaran al trono, pero a pesar de ello conocemos unas pocas faraonas que en momentos de crisis o mediante intrigas consiguieron el poder máximo, e incluso lo desempeñaron de manera muy positiva para el país. La más famosa de ellas fue Hatshepsut (reinó de 1479-1457 a. C.), que siendo nieta, hija y esposa de faraones llegó al poder como regente durante la minoría de edad de su hijastro Tutmosis y que después no quiso devolverle el poder... aunque esa es otra historia que bien se merecería una entrada para ella sola.

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